Stephen King… ese autor que puede escribir más palabras en un solo libro de las que algunos de nosotros podemos pronunciar en un mes, y que además tiene la peligrosa habilidad de arrastrarte a mundos que te atrapan tanto como desesperan. Hoy vamos a hablar de su obra monumental (y no lo digo solo por el peso de los libros): La Torre Oscura. Un viaje a través de tierras intermedias, mundos paralelos y la compleja psique de Roland, el hombre más obstinado desde el propio King.
¿Por dónde empiezo?
He leído los primeros cinco libros de la saga y, hasta ahora, me siento como un ka-tet honorífico. Cada entrega de la serie se siente como un viaje completamente distinto, lo que, en un mundo normal, podría parecer una receta para el desastre, pero aquí simplemente funciona. Tenemos El pistolero, que introduce al protagonista de esta odisea; La Llegada de los Tres, que te da un vistazo al caos de los personajes viniendo de nuestro propio mundo; Las Tierras Baldías, que es pura aventura en las tierras intermedias; Mago y Cristal, con su vibra de western épico y su formato de flashback que a más de uno dejaría pensando si ha viajado en el tiempo; y por último, Lobos del Calla, que comienza a establecer esas conexiones extrañas y fascinantes entre el mundo de Roland y nuestra querida (y aburrida) Tierra.
A estas alturas, lo único que sé con certeza es que Stephen King podría escribir mil páginas sobre un tipo comiendo sopa, y probablemente lo leería solo por ver si al final la cuchara tiene algún significado oculto relacionado con el destino de la Torre.
Eddie Dean: De Drogadicto a Héroe
Hablemos del verdadero MVP de esta saga, Eddie Dean. Comenzamos con él como un cocainómano que parecía más destinado a morir en un callejón que a acompañar a Roland en su búsqueda. Y sin embargo, es increíble ver cómo King convierte a este tipo en un héroe con todas las letras. Su evolución no solo es notable, es la razón por la que me enganché a esta historia. Si os habéis preguntado cómo un personaje puede pasar de ser casi un desecho a alguien digno de inspirar a otros, mirad a Eddie. De hecho, uno de los personajes de mi próximo libro lleva un poquito de él.
¿Qué es y dónde está la Torre?
Este es el quid de la cuestión. ¿Qué diablos es la Torre Oscura? ¿Dónde está? ¿Qué encontrará Roland al final de su travesía? Y, sobre todo, ¿cómo demonios piensa Stephen King cerrarlo todo? No os voy a mentir, la trama de esta serie es fascinante, pero lo que más me intriga es cómo King va a responder a todas las preguntas que ha ido sembrando. Claro, que sabiendo cómo es King con los finales… (aquí es donde empiezo a sudar). Porque sí, queridos lectores, Stephen King tiene una cierta tendencia a apretar el botón de «cierre rápido» en los momentos más inesperados, lo que llamo con cariño el Efecto King. Estoy deseando saber cómo termina esta épica búsqueda, pero también temo el «¡UPS!» del final apresurado.
La Maravillosa Mezcla de Géneros
Si algo hace que la saga de La Torre Oscura sea especial, es la combinación de géneros. Fantasía, western, terror, ciencia ficción… Es como si Stephen King hubiera tirado todo lo que tenía en la cabeza en una olla gigante y, sorprendentemente, en lugar de una sopa incomible, nos ha dado este fascinante cóctel literario. Admito que no suelo ser fan de las mezclas extrañas, pero aquí funciona como si hubiera sido el plan desde el principio. Quizá es porque cada género refuerza el otro, o simplemente porque King tiene más talento en un dedo meñique que muchos de nosotros en todo nuestro cuerpo.
¿Adaptaciones? No, gracias
Para terminar, vamos a hablar de la adaptación que, por pura cuestión de principios, he decidido no ver. Matthew McConaughey y Idris Elba en una película basada en La Torre Oscura suena a algo que debería haberme atraído como las polillas a una llama. Pero no. Aquí soy firme: no veo adaptaciones de obras que me gustan mucho. ¿Por qué? Porque la historia me ha enseñado que nueve de cada diez veces, voy a salir del cine enfadado, quejándome en voz alta sobre cómo Hollywood ha destrozado algo que amaba. Prefiero conservar la versión que tengo en mi cabeza, con Eddie lanzando chistes sarcásticos y Roland taciturno, sin que una mala edición o una interpretación plana me rompa la magia.
Y ahora, a continuar el viaje…
Todavía me queda por leer El Viento por la Cerradura, La Canción de Susannah y La Torre Oscura. Y, como buen seguidor del camino de Roland, voy a seguir adelante con un pie delante del otro, confiando en que el final esté a la altura de la saga. Aunque, como os he dicho, también temo un poco el Efecto King. En cualquier caso, os mantendré informados. Así que, si todavía no os habéis subido al tren de La Torre Oscura, hacedlo cuanto antes. Pero eso sí, llevad provisiones, porque este viaje es largo, extraño y a veces deja una sensación de vértigo. Y a los que ya estáis en camino, nos vemos en el próximo ka-tet.
Que el ka os guíe… y que King no lo arruine.