Personajes, Problemas y Giros de guión

Escribir una novela. Esa maravillosa locura que nos lleva a pasar horas frente a una pantalla en blanco, esperando que la musa de la inspiración decida aparecer (aunque, seamos honestos, muchas veces se está tomando un café mientras nosotros sufrimos). Si te has lanzado a este mundo, enhorabuena. Te espera un viaje lleno de emociones, frustraciones, y, con suerte, uno que otro momento de gloria.

En esta entrada, quiero compartir algunos consejos clave para escribir una novela, basados en mi experiencia. Así que siéntate, toma un bolígrafo o abre tu archivo de ideas, y vamos allá.

Empecemos por lo básico: escribir una novela no es solo un montón de palabras bonitas, sino un entramado de tres pilares fundamentales: personajes, argumento y contexto. Si uno de estos pilares cojea, todo el edificio narrativo puede tambalearse. Personajes + Argumento + Contexto = Tu Novela

Personajes + Argumento + Contexto = Tu Novela

  • Personajes: Tus personajes son el alma de tu historia. Ya sean héroes, antihéroes o villanos, son ellos los que llevarán al lector a través del viaje.
  • Argumento: Este es el camino que recorrerán tus personajes. Puede ser un camino de acción, romance, aventuras o misterio, pero es lo que hace que la historia avance.
  • Contexto: El escenario en el que todo ocurre. ¿Un mundo medieval con dragones? ¿Una metrópolis futurista? El contexto aporta sabor y textura a tu historia.

Cuando todos estos elementos están en equilibrio, tu novela tiene una base sólida sobre la cual crecer.

Promesas: Lo que Ofreces al Comienzo de tu Historia

Las primeras páginas de una novela son cruciales. Ahí es donde haces las promesas al lector. ¿Qué tipo de historia van a leer? ¿Cómo será el tono? ¿Qué pueden esperar de los personajes y del argumento?

  1. El tono de la historia: Piensa en los primeros capítulos como una muestra del tono general. Imagina que empiezas tu novela con una escena llena de acción y adrenalina. Eso promete al lector que la trama estará cargada de momentos intensos. Por eso los prólogos funcionan tan bien: te enganchan en una acción trepidante, aunque luego bajes el ritmo para introducir a ese niño que vive en una granja.
  2. El arco del personaje: Desde el principio, muestra quiénes son tus personajes y qué buscan. ¿Qué desea tu protagonista? ¿Qué lo frena? Las debilidades y los conflictos internos son claves para crear personajes interesantes. El lector debe saber qué esperar de la evolución del personaje, pero también sorprenderse con los giros que le des.
  3. Promesa de argumento: El argumento central de la historia es aquello en torno a lo cual gira todo. Si escribes una novela de romance, tu promesa central puede ser: «estos dos personajes se enamorarán». Pero aquí es donde puedes añadir capas: un argumento secundario podría ser «una invasión alienígena los obliga a huir juntos». Los primeros capítulos deberían mostrar al lector qué tipo de historia leerá, pero dejando espacio para sorpresas.

El truco: No caigas en clichés. Dale un giro a tus promesas para que el lector piense que sabe lo que va a pasar, pero se sorprenda en el camino. Por ejemplo, ¿un sabio anciano mentor? Pues conviértelo en alguien totalmente impredecible, alguien de quien no te puedas fiar completamente.

Progreso: Mantén la Historia en Movimiento

Una vez que has hecho las promesas iniciales, llega el momento de darle al lector la sensación de avance. Nadie quiere leer una historia que parece estancada en el mismo punto una y otra vez.

  1. Avance del argumento: El argumento principal no tiene por qué resolverse rápidamente (especialmente si escribes una saga), pero los lectores necesitan ver que se está avanzando hacia una conclusión. Por ejemplo, si tu trama principal es derrotar a un gran villano, puedes abrir y cerrar subtramas más pequeñas en el camino que mantengan la historia en movimiento.
  2. Arcos de personajes en evolución: Mientras el argumento avanza, tus personajes también deben cambiar. Si el protagonista no evoluciona o si todo permanece estático, el lector perderá el interés. Si prometiste que tu personaje crecería, asegúrate de que ese crecimiento se refleje en sus decisiones, acciones y relaciones con otros personajes.

Giros de Guión: Sorprende al Lector

Si bien una novela debe cumplir sus promesas, nada mejor que sorprender al lector con un buen giro de guión. Aquí hay dos técnicas que funcionan de maravilla:

  1. Expansión de una promesa pequeña: Este tipo de giro funciona cuando empiezas con un objetivo modesto y lo expandes a algo más grande. Por ejemplo, tu personaje podría empezar queriendo recuperar un objeto robado, pero ese simple acto lo lleva a una rebelión contra un imperio entero. Esos pequeños objetivos iniciales, cuando se convierten en algo épico, sorprenden y emocionan al lector.
  2. El argumento sustituto: Esta técnica es aún más interesante. A lo largo de la historia, haces creer al lector que está esperando un desenlace determinado, pero cuando llega el final, le das algo totalmente distinto… y mejor. Un ejemplo podría ser una historia en la que parece que el objetivo es encontrar a un ser querido desaparecido, pero en realidad, el protagonista descubre algo mucho más importante en el proceso.

El arte de escribir buenos giros de guión está en hacer que el lector se sienta satisfecho, incluso si el final no es lo que esperaba. El lector debe pensar: «No vi eso venir, pero tiene todo el sentido».

Conclusión: Escribe, Aprende y Sorprende

Al final, escribir una novela es un proceso de equilibrio entre hacer promesas, mantener el progreso y sorprender con giros inesperados. No importa en qué punto te encuentres con tu historia, recuerda siempre lo siguiente: si tu lector sigue pasando páginas, lo estás haciendo bien. Y si grita al terminar un capítulo, ¡mejor todavía!

¿Tienes alguna pregunta sobre escritura o necesitas más consejos? ¡Déjala en los comentarios! Estoy aquí para sufrir junto a vosotros… digo, para ayudaros en vuestro viaje creativo.

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